REPORTAJE

Historias de migración: cuatro millones de peruanos se fueron para buscar oportunidades fuera

El Día Internacional del Migrante, que se conmemora cada 18 de diciembre, se nutre de narraciones de quienes dejaron su patria entre nostalgias para buscar mejores opciones de vida
Día del migrante: Cuatro millones de peruanos se fueron del país desde 1990.
Día del migrante: Cuatro millones de peruanos se fueron del país desde 1990.

¿Quieres estar enterado de nuestras investigaciones?

“Dejé abrazos, dejé mis rayos de sol andino, dejé sabores y aromas, dejé sueños” (Karina Chávez) 

“Me gustaría regresar, pero eso depende las condiciones que me dé Perú” (Melanie Arana) 

“Amo a este país (Estados Unidos), pero también amo a Perú. Me siento de dos países” (Ivon Parra) 

Unos cuatro millones de peruanos se fueron del país desde 1990 para buscar en tierras ajenas las oportunidades que se les negaban en las suyas. Eso incluye a casi 600.000 que partieron en los nueve primeros meses de este año, según la Superintendencia Nacional de Migraciones. 

En 2020, pasaban de 280 millones las personas que en todo el mundo vivían en países distintos al que nacieron, dice la OIM. Es decir, 3,4% de la población mundial Y el número crece. Dejaron su hogar por el hambre, la violencia, la falta de empleo o simplemente, porque buscaban mejores opciones para desarrollarse. 

“Para cumplir el sueño americano tienes que esforzarte” (Ivon Parra) 

“‘¿Estás segura de que podrás?’ – me preguntaban antes de partir” (Karina Chávez)  

“Sentía que estaba un poco estancada en Perú” (Melanie Arana) 

Y un día partieron. Ivon, enfermera, para California (primero Los Ángeles, ahora San Diego), donde más de 20 años después vive con su esposo y su hijo estadounidenses; Karina, comunicadora, para Barcelona, donde se abre camino con su esposo -ingeniero industrial- y sus dos hijos pequeños, peruanos todos; y Melanie, psicóloga, para Londres, donde hizo una maestría en la prestigiosa London School  of Economics y ahora ejerce en una consultora de comportamiento y comunicaciones.

Títulos y pergaminos que no sirven

Ivon se fue con un título universitario que la facultaba para desempeñarse como enfermera u obstetra, pero muy pronto descubrió que no era tan fácil. En un país donde esas profesiones son apetecidas y bien pagadas, la competencia es dura. 

Sus diplomas no ayudaron al principio, pero tomó una determinación, persistir: comenzó limpiando oficinas y tras terminar la jornada llevaba clases de inglés y diversas asignaturas de enfermería. Así se abrió paso, primero como técnica y después, ya con título de licenciada bajo estándares norteamericanos, como una enfermera de primer nivel en un hospital de San Diego. 

Karina también descubrió que la licenciatura y la maestría con que llegó a España no le servían en principio. De hecho, se lo hicieron saber el día que fue a una agencia para conseguir empleo y le aconsejaron rehacer su hoja de vida, obviando todo eso y hablando de su experiencia en limpieza y cuidado de niños y ancianos.  

Su visa y la de los niños era de acompañante de estudiante (el esposo estaba en una maestría). La semana pasada, cuatro años después, Karina obtuvo todos los papeles y quedó facultada para laborar en lo suyo. En este tiempo se permitió autoevaluarse, cumplir diversas tareas, hacer voluntariados y proyectarse para una nueva etapa, después de haber sido en Perú una notoria activista de los derechos de la salud. 

Melanie, que eligió a Londres por ser vanguardia mundial en estudios sobre Ciencias del Comportamiento, su campo de desarrollo profesional trabajó en restaurantes mientras hacía la maestría, algo frecuente entre alumnos migrantes. Lo alternó con los estudios, pero pronto, gracias a lo que considera una mezcla de suerte y habilidad, se encontró en pleno desempeño de la profesión.

La apuesta conlleva lucha y sacrificio

Las tres coinciden en que siempre tuvieron claro que los empleos alternativos eran un asunto temporal. Y hoy lo están confirmando. 

Ivon comenta que muchos migrantes que llevan décadas en Estados Unidos, incluso profesionales. ni siquiera han aprendido inglés, lo que limita su crecimiento. Karina y Melanie coinciden en el aporte personal, la voluntad, e empuje y la iniciativa como básicos para que el sueño no termine en pesadilla. 

Melanie no ha sentido en carne propia la xenofobia. Se admite “privilegiada” en ese sentido, pues, en una ciudad como Londres, llena de migrantes, los odios apuntan más a otros grupos, como africanos, asiáticos o musulmanes. Un amigo suyo, indio, se llevó una golpiza en la calle solo por serlo.   

Parecido le pasa a Karina, quien, aunque no haya recibido ataques personales, ha visto como en las calles maltratan a extranjeros y sus descendientes, con gritos, insultos o solo con la mirada. Y también ha notado la tendencia de algunos locales, “sobre todo mayores”, de despreciar al que no habla catalán. 

Ivon ha vivido menos esa experiencia, aunque admite que hay episodios. Atribuye esa relativa buena convivencia a la costumbre, por la alta presencia de extranjeros en la zona, fundamentalmente llegados desde México, país a apenas unos kilómetros.  

En esa vía, las tres concuerdan en que los episodios de xenofobia y racismo se dan contra quienes, además de tener rasgos, color y cultura diferentes, están en la escala económica más baja. 

Perú siempre en el corazón y la memoria

La añoranza nunca cesa y en Melanie toma forma de ese mar que no se ve en Londres y que en su Lima es omnipresente. Se reúne con peruanos -comparte departamento con cuatro-, no se arrepiente de comprar “la inca kola más cara del mundo”, viste la camiseta de la selección, baila salsa y reguetón y, cuando regresa de vacaciones, reencuentra con culposa nostalgia las calles llenas de ruido y desorden. 

Karina también está rodeada de peruanos y latinoamericanos (“mis amigos catalanes se cuentan con los dedos, aunque cuando se les conoce son excelentes”). Preparan su comida peruana, aunque por los ingredientes no sepa lo mismo, escuchan su música, sienten a Perú e influencian a sus hijos: El mayor, que a los siete años habla catalán y está perfectamente ambientado, siempre lleva su libro de la princesa inca Wayra y añora visitar a Lima y Arequipa, las ciudades de sus ancestros. 

En California hay frecuentes fiestas peruanas. Conocidos artistas peruanos llegan para el 28 de julio. Además, Ivon, en cuento puede, se da una escapada a Perú, igual que su hijo, un universitario de 20 años que, aunque nacido en Los Ángeles, lleva al país materno en un sitio preferencial del corazón. 

Volver se quiere, quizás, pero no es sencillo

¿El regreso? Es complicado.  “Ya me acostumbré”, dice Ivon. “Cuando voy a Perú me siento muy bien, pero cuando pasan dos o tres semanas siento que ya quiero volver. Quizás cuando me jubile lo visite por más tiempo”. 

“Me estoy enraizando más. Mis proyectos están enfocados acá y siento que ya tuve un camino en Perú. Hice lo mejor que pude en Perú y ahora continúa mi vida”, afirma Karina, quien por problemas de salud valora lo que da España en ese sentido. “Acá, resultan gratis tratamientos y cirugías que en Perú serían impagables”. 

A Melanie sí le gustaría regresar, pero tras más experiencia en Londres y alguna estancia en otro país europeo, como España o Portugal.  Le gustaría aplicar sus conocimientos en Lima, trabajar quizás para el Estado, pero eso depende de las condiciones políticas, económicas, sociales: Lamentablemente, ahorita no veo esa posibilidad”, señala. 

Así, hay cuatro millones de historias peruanas dispersas por el mundo. Y en general, casi 300 millones de historias de personas que viven fuera de su patria. Millones que el 18 conmemoraron su Día Internacional en medio de los desafíos, retos o de la discriminación que se pueden encontrar en los países de acogida. 

Etiquetas:
Gonzalo Alfonso Ruiz Tovar

Gonzalo Alfonso Ruiz Tovar

Comunicador social colombiano, con 40 años en el periodismo. He vivido la mayor parte de mi vida fuera de mi país, pero siempre lo visito. Mi zona de confort ha sido la información internacional y a ella me dediqué. Futbolero, lector y cinéfilo, soy el abuelito del grupo.

Comparte
#ParaQueNoTeMetanFloro

Para saber más de nuestro proceso, checa nuestra

Te puede interesar:

Lo más leído: