El viernes 23 de agosto, Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay rechazaron “categóricamente” el fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano. Ya que, de acuerdo con los gobiernos, el TSJ pretendía avalar los “resultados sin sustento” dados por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El comunicado expuso que los once países no reconocían la validez de la declaración del CNE debido a que no se publicaron las actas y a que el órgano se negó a realizar una auditoría independiente. En ese sentido, dichos gobiernos reiteraron el pedido de comprobar los resultados de manera imparcial.
Asimismo, Estados Unidos resaltó, a través de un comunicado individual, que la sentencia del TSJ carecía “de toda credibilidad, dada la abrumadora evidencia de que González fue el candidato más votado”. También consideró que “los intentos constantes de proclamar fraudulentamente la victoria de Maduro no harán más que exacerbar la crisis actual” en Venezuela.
Desde la Casa Rosada también cuestionaron la actuación de las instituciones venezolanas. “Para nosotros, Maduro es un dictador, actúa como dictador y sus instituciones, o lo que queda de ellas, le acompañan en esa actitud”, manifestó el portavoz de la presidencia argentina, Manuel Adorni, durante la conferencia de prensa del 23 de agosto.
Por otro lado, en la mañanera del mismo día, Manuel López Obrador consideró que había que esperar el desarrollo del proceso. “Al parecer resuelve el Tribunal y le pide al Consejo Electoral que dé a conocer las actas. Entonces vamos a esperarnos”, afirmó el presidente de México.
Sin embargo, este dato es erróneo. El TSJ pidió que se anuncie el resultado “definitivo” de las elecciones en la Gaceta Oficial, pero no indicó que se publique de manera desagregada (por mesa de votación).
La Unión Europea (UE) adelantó que no va a reconocer a Nicolás Maduro como presidente hasta que no se puedan comprobar los votos. “Hay que probar este resultado electoral y de momento no hemos visto ninguna prueba. (…) Mientras no veamos un resultado que sea verificable no lo vamos a reconocer”, señaló el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.
España ha expresado una postura similar, según EFE, ya que no reconocería los resultados que emitió el CNE hasta que se publiquen los resultados de manera “verificable”.