La más reciente entrega de “Café con Perú”, organizada por la ONG Cedro, estuvo dedicado a la diversificación productiva para la recuperación económica. Los ponentes fueron el economista Hans Rothgiesser, a cargo del tema de bioeconomía, y José Ignacio Beteta, presidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú, que habló sobre las barreras al desarrollo.
El evento se realizó en el hotel Marriot, del Centro de Lima, el 22 de octubre. Nancy Arellano, directora de proyectos de integración de Cedro, indicó que la organización estaba enfocada en contribuir en reducir las brechas existentes.
«Un reto importantísimo que tiene cada país es lograr la estabilización de su economía y la expectativa de crecimiento, que permita a sus ciudadanos entrar en un proceso constante de participación de los modelos formales y buscar generar fortalezas en el desarrollo económico en función del desarrollo social» y viceversa, manifestó Arellano durante la bienvenida.
Una apuesta por la participación empresarial con regulación medioambiental
Rothgiesser postuló que en los últimos años había una regulación más estricta sobre temas ambientales para la minería en Perú. “Cualquier proyecto minero que esté en operación ahorita ya está haciendo extremadamente consciente de la utilización responsable (de los recursos)”, valoró el periodista especializado en economía.
Durante su exposición, indicó que no había una industria forestal en el Perú. Tras ser consultado más tarde, explicó que la actual legislación dificultaba la operación de una empresa grande.
“En el gobierno de (Alan) García hubo un tema específico que se discutió, que era cuántas hectáreas se le puede dar en una sola concesión a una empresa para que la puede explotar de manera responsable, aplicando criterios forestales modernos. El límite que se puso fue demasiado bajo; de tal manera que, técnicamente, a ninguna empresa seria del mundo le convenía venir acá a instalar una operación”, sostuvo. “Existen proyectos para expandir estas áreas (…). Lo que pasa es que hoy está muy politizado”, opinó.
Asimismo, señaló que existe grupos que operan de manera irregular “a los que no les conviene que haya legalidad o formalidad”, como el sector maderero informal.
“El bosque está ahí para el que le quiera prender fuego, para el que quiera cortar y llevarse madera, o sea, lo que tenemos ahorita es altamente eficiente contaminante”, denunció. Así, consideró que se podía “probar por un tiempo” entregar grandes concesiones y ver los resultados. Esa medida le parecía “más ambiental que lo que tenemos hoy día, que es nada”.
Ante la informalidad, la flexibilización de la formalidad
En la exposición, el presidente de la Asociación de Contribuyentes del Perú, José Ignacio Beteta, mencionó que la informalidad no era el problema, sino la rigidez de la formalidad.
Consideró que se tenía que encontrar un balance “con instituciones que pongan normas inteligentes, pero sobre todo atractivas”, ya que cuando las reglas son muy rígidas son difíciles de cumplir y, cuando son muy laxas, no se genera el orden que necesita el Estado.
Pero “lo más importante, es que, si yo pago impuestos, pero no recibo nada, ¿por qué tendría que ser formal?”. Entonces, propuso que debía existir un contrato social en el que uno pague impuestos, pero “reciba servicios de calidad por los impuestos”.
En ese sentido, Beteta considera que se debería incrementar la recaudación de impuestos de los gobiernos locales en vez del central. Así, “cuando tú pagas más impuestos o pagas la mayor cantidad de impuestos a tu gobernación, a tu municipalidad, tú puedes verificar que tu servicio está cerca. El encargado de darte un servicio público (como el recojo de basura) es tu alcalde«, expuso.
“Esa es una gran reforma porque hoy en día las municipalidades en el Perú prácticamente no cobran impuestos, reciben la plata del Estado central, entonces dependen del presupuesto que le quieren dar. Cuando eres una autoridad local deberías tener la capacidad de saber que es lo que más usas, qué necesitas, cuánta plata necesitas«, señaló el magíster en Gestión pública más tarde.
Durante su intervención, Beteta explicó que había un grupo de personas que se quedaba fuera del debate público, aquellos cuya voz no era escuchada. Al respecto, comentó después que había «un fenómeno esperanzador en este sentido para poder incluir a los emprendedores, a la clase media, a los más pobres en el debate» y que este consistía en las redes sociales.
De igual manera, se necesitaba una reforma del Estado. «Si yo no elijo correctamente un político de elección popular, estos funcionarios van a entrar en ese mismo círculo donde solamente se relacionan entre sí y se preocupan por los intereses de los más poderosos», dijo.
Beteta también consideró una reforma electoral. «Se tiene que especificar la representación electoral de nuestro congresistas, que sean más específica, más territorial y un solo distrito electoral (…) Eso va a garantizar que el congresista tenga una región concreta dentro de una región. Yo soy el congresista, no de Cajamarca sino de las provincias de Santa Cruz, etcétera», ilustró.